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Los cambios curriculares se expresan, principalmente, en los planes y programas de estudio. Su éxito depende de las formas en que se concreten en el aula debido a que todo cambio curricular representa desafíos y transformaciones en la manera habitual de llevar a cabo la práctica docente.

 

 

La brújula que orienta la práctica docente son los estudiantes, por ello las experiencias educativas que se propone impulsar a partir de los planes y programas de estudio buscan la mejora del aprendizaje de los estudiantes y su desarrollo integral. Así, los docentes como agentes del cambio y la mejora enfrentan diversos desafíos y requieren estar comprometidos con ello. Entre los desafíos identificados destacan:

 

La comprensión de los principios, enfoques y experiencias que se proponen para involucrar a los estudiantes y fomentar en ellos la construcción de aprendizajes significativos;

 

La atención a la diversidad de estudiantes con diferentes características;

 

El impulso al trabajo colectivo entre estudiantes que les puede ayudar a compartir sus conocimientos y experiencias con otros;

 

La identificación y fortalecimiento de habilidades sociales y emocionales de los estudiantes;

 

Un mayor conocimiento e integración, con fines pedagógicos, de las tecnologías;

 

El desarrollo de la evaluación formativa para retroalimentar y dar seguimiento al progreso de los estudiantes.

La transformación de la práctica docente ante un nuevo currículo y planes y programas es un proceso continuo que los colectivos docentes pueden realizar de mejor manera con el acompañamiento de los demás actores de la comunidad escolar.

 

Ustedes, ¿qué desafíos enfrentan en su práctica ante los cambios curriculares actuales?

 

 

 

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En este artículo, Bolívar reconoce la importancia de la cultura escolar para que un cambio curricular pueda ser posible ya que supone modificaciones a las prácticas que en ella persisten. En este sentido, para que el cambio curricular suceda, debe impulsarse con procesos de formación y apropiación dentro de la escuela para que pueda ser asumido como propio hasta lograr institucionalizarse como parte de las prácticas cotidianas en la escuela.

  

Fullan explora la complejidad del proceso de cambio en la educación y destaca la importancia de comprender el cambio como un proceso humano complejo en lugar de simplemente un evento. El autor sostiene que los cambios en la educación no pueden ser simplemente impuestos desde arriba, sino que deben involucrar a los maestros, a los estudiantes y a las comunidades. Fullan también enfatiza la necesidad de que los líderes escolares comprendan la complejidad del cambio y trabajen en colaboración con los maestros para abordar los desafíos y asegurar la implementación efectiva de los cambios educativos. En última instancia, Fullan sugiere que los procesos de cambio deben centrarse en la mejora de la práctica educativa y en la creación de comunidades de aprendizaje efectivas.