Con frecuencia, los docentes escuchamos sobre la mejora educativa, pero ¿cuál es su relación con el cambio?

El cambio educativo que tiene como propósito la mejora del sistema educativo implica transformaciones en diversos ámbitos como el currículo, la asignación de recursos financieros, la organización y gestión del sistema escolar, y la formación y desarrollo profesional docente.

Para que la mejora educativa suceda, se requiere crear condiciones en todos los ámbitos con el fin de que los diferentes actores educativos: autoridades, directivos, docentes, estudiantes y padres de familia, así como otros actores sociales, se involucren a través de acciones específicas desde sus distintos ámbitos de participación y responsabilidad.

En este sentido, nosotros como docentes ¿qué podemos hacer desde nuestras escuelas, zonas o sectores para que el cambio para la mejora sea posible?

El cambio puede representar retos o amenazas y aunque nos produce incertidumbre, resistencias y tensiones, compartirlas con nuestros colegas nos ayudará a comprender su significado e implicaciones en nuestras actividades cotidianas.

El cambio para la mejora educativa es posible cuando nos involucramos en lo individual y actuamos como comunidad. Para ello, necesitamos reflexionar colectivamente sobre lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué hacemos lo que hacemos. Así podremos encontrar alternativas y herramientas que contribuyan a fortalecer nuestra práctica para establecer mejoras paulatinas y sostenibles con la participación de todos.

En este sentido, el cambio es una oportunidad para seguir aprendiendo en el camino, mejorar continuamente nuestra práctica y favorecer la formación integral de los estudiantes.

Ante esto, ¿qué oportunidades para la mejora nos implican los cambios en puerta en las distintas funciones que desempeñamos?