Ser servidor público va más allá de desempeñar un cargo o función. Trabajar en y para la educación conlleva una responsabilidad amplia y profunda con los estudiantes y la sociedad en la que todas las maestras y maestros tenemos un rol fundamental en favor de garantizar el derecho a la educación de todos y todas, contribuyendo así a la construcción de comunidades más justas, participativas y democráticas.
El inicio de la función como docente o director, además de requerir conocimientos y saberes pedagógicos, demanda vocación de servicio y conciencia sobre los compromisos que se adquieren con los estudiantes y la comunidad escolar.
Desempeñarse en congruencia con el compromiso que implica ser un servidor público conlleva promover en nuestra labor diaria el respeto a los derechos humanos, favorecer espacios laborales y educativos seguros y libres de violencia, mantener un sistema educativo íntegro, transparente y sin corrupción, además de procurar el bienestar de la comunidad escolar por encima de intereses particulares o personales.
Algunos principios y valores que orientan el comportamiento de un profesional de la educación en el servicio público se enuncian en la siguiente figura:
Dado que la función de los servicios educativos es de gran relevancia para el bienestar social, tanto docentes como directores estamos en un espacio privilegiado para contribuir en el desarrollo de los individuos y las comunidades.
Para dialogar y reflexionar:
¿Qué implicaciones tiene en las dimensiones personal y profesional asumirse como integrante del servicio público?
Texto
- Eticápsulas del servicio público. Cinco breves videos en los que personajes destacados de la vida pública de México reflexionan sobre los principios y valores que orientan el servicio público.
https://youtube.com/playlist?list=PLo8Ev_3tlCQMzSYCa5TKeyaga2niD0XD0